CR7 no es el único con esta pasión: el tenista Tsitsipas también quedó embelesado, como era de esperar.
Dejemos una cosa clara: en cuanto a pasión por los deportes de motor, CR7 es absolutamente incomparable. Pero también es cierto que muchos deportistas, como el ex jugador de la Juve, tienen debilidad por los coches. No por los normales, claro, sino por los de lujo. Como los coches de carreras en los que de vez en cuando corren por las grandes ciudades.
Hace unos días fue noticia que Cristiano Ronaldo ha añadido a su ya asombrosa flota de coches un Ferrari Daytona SP3 de un rojo encendido y nada discreto. Un modelo que, ahora que lo pienso, cuesta más o menos lo mismo que un chalé respetable: hablamos de 2,3 millones de euros, una cantidad que desde luego no está al alcance de cualquiera. Incluso Fedez, recién salido de su separación de Chiara Ferragni, se ha regalado una joya de cuatro ruedas de la factoría del Cavallino Rampante, mientras que Stefanos Tsitsipas, el tenista griego que lleva tiempo entre los diez mejores, ha optado por otro fabricante de automóviles.
El ateniense, como la estrella del Al-Nassr, sólo quiere lo mejor cuando se trata de coches. Ya poseía un Aston Martin V12 Speedster, en el que recorre las calles de Montecarlo, junto a su novia Paula Badosa, las pocas veces que tiene algo de tiempo libre.
No sólo CR7, Tsitsipas hace el bis: Aston Martin qué pasión
Sin embargo, Tsitsipas no se conforma. Según hemos podido saber a través de su perfil de Instagram, Stefanos se ha dejado hechizar por un nuevo coche que, de hecho, es tan bonito que resulta prácticamente irresistible
Sigue siendo un Aston Martin, pero un DBX 707, un pura sangre de líneas limpias y elegantes y prestaciones impecables. No está claro, por la forma en que escribe, si se lo llevó a casa o si se limitó a conducirlo, en Miami, en virtud de algún acuerdo de patrocinio con el fabricante de automóviles. Parece claro, sin embargo, que le cautivó.
Combina el lujo con las prestaciones mejor que nada que haya conducido nunca», escribe Tsitsipas, sorprendido por la velocidad de este SUV de gran refinamiento que es el resultado, añade, del encuentro entre «la artesanía sin concesiones y el espíritu de aventura». ¿Le veremos a bordo de un flamante DBX 707 en el próximo Masters 1000 de Montecarlo? Tan enamorado como parece de este nuevo bólido, cuyo precio parte de la estratosférica cifra de 260.000 euros, no creemos que podamos descartarlo.