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Sinner, sin vuelta atrás: una decisión muy difícil

by Sabrina

Jannik Sinner no tuvo más remedio que tomar esta dificilísima decisión: era inevitable, él lo sabía.

13 años y medio. Esa era la edad que tenía Jannik Sinner cuando decidió dejar atrás todo lo que le era familiar y conocido y embarcarse en una aventura que aún no sabía hasta dónde le llevaría. Porque difícilmente podría haber imaginado, aquel adolescente de melena rebelde, que un día sería el número 1 del mundo. Que dominaría el circuito de tenis. Soñaba con ello, pero aún no sabía que todos sus deseos se harían realidad.

Las cosas resultaron, en cambio, exactamente como él había esperado. En sólo 10 años cosechó los frutos de esa elección tan difícil, nada obvia para un chico de su edad. Persiguió los objetivos que se había fijado con gran abnegación y, ahora, no podría ser más feliz. O mejor dicho, seguramente sería más feliz ahora mismo si no pesara sobre su cabeza la acusación de dopaje que ha estado rondándole durante los últimos meses, pero esa es otra historia.

En lo que queremos detenernos hoy no tiene nada que ver con Clostebol y las inevitables consecuencias del escándalo que estalló durante la temporada estival, con la sentencia de Itia y el recurso de la Wada. Tiene que ver, en cambio, con ese niño que se hizo hombre y que no tuvo más remedio que tomar otra decisión difícil. Muy difícil. Pero, al mismo tiempo, absolutamente inevitable.

Sinner, eso lo explica todo: zona prohibida

En «Jannik más allá del tenis, Sinner cuenta su historia», la producción original de Sky de la que Fanpage vio un pequeño avance, el de San Cándido se soltó con una confesión especialmente inesperada

Cuando le preguntaron qué precio había tenido que «pagar» para hacer realidad su sueño de ser el mejor, dio la siguiente respuesta: «Como persona nunca he cambiado -su reflexión comenzó de lejos-, el éxito nunca me ha cambiado y no ha cambiado cómo trato a la gente que tengo delante, a los que me encuentro. Lo que ha cambiado es que tengo un poco menos de tiempo libre. Porque soy una persona que dedica todo su tiempo al trabajo. Así que depende de mí».

«Si mañana quiero irme a casa», comentó, dejando a todos estupefactos, »puedo irme, pero no quiero porque mi carrera empezó cuando me fui de casa con 13 años y medio. Ahora tengo 23 años y he llegado al punto que siempre había soñado, convertirme en el número uno». No hay vuelta atrás. No mientras su estrella siga brillando tanto.

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