Pecador, no hay mejor manera de explicarlo, pero es sólo para unos pocos elegidos.
No hay ningún secreto detrás de su éxito. Ningún misterio, nada que declarar. La suya es la historia de un adolescente que invirtió todas sus energías y recursos en el que era el sueño de su vida: convertirse en un tenista fuerte. Poco podía imaginar que no sólo llegaría a ser fuerte, sino extremadamente fuerte. Y que, un día, llegaría tan alto que se clasificaría como número uno del mundo.
Sin embargo, nada de lo que le ocurrió fue accidental. Jannik Sinner puso todo lo que tenía para convertirse en campeón, pero todo de verdad. Dejó de lado todo lo que no estuviera estrechamente relacionado con el tenis porque sabía que sólo así podría tocar el cielo con un dedo. Su ascenso fue gradual, pero a la vez arrollador. Los entendidos ya se habían dado cuenta de su grandeza incluso antes de que se convirtiera en un jugador de élite.
Cuando por fin y definitivamente explotó, no hubo más para nadie. Ni para los grandes que antes parecían estar a años luz de él, ni para todos los demás. Un campeón de hambre y talento demostrados, pues, que se ha hecho a sí mismo y que no se ha dejado ir ni siquiera en el momento en el que podría haberse dicho que había llegado. Y al final, si se quiere, esa es precisamente su grandeza.
Vagnozzi cuenta la excepcionalidad de Sinner
Grande, inmenso, asombroso. Podríamos encontrar infinidad de adjetivos para describirle, pero ¿quién mejor que su entrenador, Simone Vagnozzi, para hablar del campeón que está haciendo vivir a la afición azzurra el sueño deportivo más hermoso?
El seleccionador habló así de su protegido cuando le preguntaron en Sky Sport, tras su victoria en las Nitto Atp Finals 2024, en qué consistía la excepcionalidad del fenómeno de San Cándido. «La excepcionalidad de Sinner», dijo, “es lo que no se ve, es lo que está fuera del torneo: cómo sale a la pista a mejorar cada día que hacemos calentamiento, cómo presta atención quizá a lo que le dicen ahora el nuevo entrenador y el nuevo fisio”.
«Tiene ese deseo dentro de sí de llegar lo más alto posible», añadió, »y no quiere arrepentirse de nada, así que nunca está satisfecho: siempre está al pie del cañón, así que creo que esa es un poco su singularidad. No es fácil encontrar tipos tan dedicados a este deporte». No es fácil, no. Y por eso es tan bueno.