Sinner, esta vez no fue, pero hay un aspecto positivo en el que merece la pena detenerse.
Los grandes números nos tienen acostumbrados a Matteo Berrettini, que en 2021, en su primera final de Slam, había reunido a una impresionante cantidad de espectadores frente al televisor. Jannik Sinner, en cierto sentido, ya había allanado el camino, por lo tanto, en el momento en que empezó a ponerse serio y a dar guerra a los grandes nombres del circuito
En cualquier caso, puede decirse que el surtirolés ha continuado con éxito esta nueva «tradición» y ha consolidado el amor de los italianos por el tenis. Por eso no nos sorprendió en absoluto, con toda franqueza, descubrir que su partido de debut en las Nitto Atp Finals de Turín había sido seguido por, lo han adivinado, 2,3 millones de telespectadores. El partido contra De Minaur había superado incluso al Napoli-Inter, que había acumulado medio millón de telespectadores menos.
El martes pasado, cuando Sinner se había enfrentado a Fritz, aún más gente había sintonizado, algunos por Sky, otros por la Rai, para disfrutar del segundo acto de su paseo hacia el torneo de Maestros. En aquella ocasión, el número de espectadores había ascendido nada menos que a 2,9 millones. Todo apuntaba, en definitiva, a que Jannik estaba destinado a batir otro récord. Lo cual, como ahora sabemos, no fue así.
Jannik Sinner, prueba fallida o quizá no: cifras memorables
El desafío más duro, en todos los sentidos, fue el que el número 1 del mundo jugó contra el ruso Medvedev, que desde hace tiempo es su bestia negra. El partido perdió quizás su atractivo en un momento en el que, incluso antes de que ambos saltaran a la pista, el italiano ya estaba clasificado para las semifinales de Turín.
A pesar de ello, unos 2,8 millones de personas quisieron presenciar el decimoquinto cara a cara entre los dos grandes nombres del gran circuito. Renunciando, de hecho, a otro acontecimiento que, en la misma coyuntura, acaparaba la atención de muchos más espectadores. Nos referimos al partido de la Nations League entre Bélgica e Italia, que se jugó a la misma hora, pero en Rai1, y que atrajo a una belleza de 6,8 millones de telespectadores.
En resumen, el fútbol ganó este partido, aunque hay que subrayar que no se puede calificar de fracaso generalizado. Sin embargo, Sinner consiguió «robar» al deporte nacional casi 3 millones de telespectadores, algo impensable, imposible hasta hace algún tiempo.