Pecador como Berrettini, nadie se salva: un paso en falso, sólo uno, y estás fuera de juego.
Los rizos definidos con plancha, las gafas negras, las poses de plástico. Era una versión decididamente inusual de Jannik Sinner que, tras su victoria en el Masters 1000 de Miami, había regresado a Europa para asumir el papel de marinero 2.0 y posar para una sesión de fotos. Las imágenes no tardaron en circular por la red, provocando en muchos casos la hilaridad de la gente en las redes sociales.
Porque, reconozcámoslo, no estamos nada acostumbrados a verle de esta extraña guisa. Blue es el deportista por excelencia y resulta extraño verle con ropa y accesorios de diseño, en lugar de los habituales pantalones cortos y gorras con el logotipo de Nike. Sin embargo, eso no quiere decir que no nos guste el de San Cándido, conjuntado por Gucci y vestido como un perfecto caballero. Todo lo contrario. Pero no cae bien a todo el mundo, hasta el punto de que, en las últimas horas, se ha montado una nueva e inesperada polémica en las redes sociales.
Una polémica tardía, además, dado que han pasado varias semanas desde que Sinner en versión modelo posara para aquella sesión de fotos. La revista Chi, sin embargo, ha desempolvado una de las instantáneas tomadas en aquella ocasión, asegurando que la sesión estuvo enmarcada por Liguria y que los lugareños tardaron un momento en darse cuenta de que se trataba de la campeona del momento. Moraleja, hubo que acordonar la zona, para evitar que Jannik fuera agredido.
Pecador como Berrettini: una foto es suficiente
Pero esa no es la cuestión. Las revelaciones de Chi sobre lo que ocurrió aquel día han quedado eclipsadas, feas, por las desagradables críticas de los usuarios que se toparon con este post en Instagram. Y que demuestran que, en algunos casos, basta un paso en falso para quedar fuera del círculo de los campeones.
Jannik Sinner fotografiando para Gucci.
– The Tennis Letter (@TheTennisLetter) 3 de abril de 2024
«¿Pero no se desinteresaba por todo lo que no se llamara deporte?», pregunta un usuario, evidentemente convencido de que un tenista no debe hacer otra cosa que jugar al tenis. «¡¡¡Hizo todo ese escándalo por ir a San Remo y luego hace todos estos anuncios!!!», se hace eco otro, igualmente molesto por la «versatilidad» de Sinner. El tenor de los comentarios, aunque con alguna variación sobre el tema, es siempre el mismo.
«Él también ha caído en las redes de la publicidad», «Todos acaban igual», etcétera, etcétera. Se le puso en la picota por atreverse a aceptar un contrato de patrocinio y por «distraerse» durante unas horas de su extraordinario ascenso a lo más alto de la clasificación de la Atp. Igual que le ocurrió a Matteo Berrettini y como, probablemente, les ocurrirá a todos los deportistas que, como ellos, entre un derechazo y otro decidan -legítimamente- hacerse unos cuantos puestos.