Matteo Berrettini, lo que ha ocurrido es en cierto modo milagroso. El relato del romano da escalofríos a todo el mundo, incluso a Jannik Sinner.
Es muy probable que Jannik Sinner no tenga ni idea. Que no sepa que ha desempeñado un papel tan importante. Matteo Berrettini, sin embargo, quería que lo supiera. Y por eso, en las últimas horas, ha hablado con la prensa al respecto, revelando un detalle totalmente inesperado que dice mucho de la influencia positiva que el surtirolés ha tenido en el romano.
Si antaño era el finalista de Wimbledon quien inspiraba al flamante campeón neoyorquino, ahora es el saltamontes quien ha encontrado en su compatriota un referente indiscutible. No nos referimos sólo a la admiración que, comprensiblemente, siente por el de San Cándido, admiración que, por otra parte, ha expresado celebrando su victoria en el Us Open con una historia en Instagram. Nos referimos, más bien, a lo que declaró a Sky Sport.
Matteo reveló que el durísimo cara a cara con Sinner en el All England Club marcó, para él, una especie de vuelta a la realidad, si se quiere. «En Wimbledon fue un partido especial porque sentí que había vuelto a ese nivel, algo que me había estado preguntando en los meses difíciles. Ese partido me dio un gran impulso, después gané dos torneos». »
Sinner tuvo algo que ver
Jannik, sin saberlo, realizó una especie de milagro. De no haber sido por aquel empate, por aquel duelo encarnizado, quizá Matthew no estaría aquí. Quizás no habría ganado ni en Gstaad ni en Kitzbuhel, si el sorteo no hubiera tenido algo que ver.
Le estima, le respeta y le está agradecido. «De Jannik robaría su dedicación al trabajo y su capacidad para querer mejorar siempre», dijo Berrettini. »Llegó muy joven a la élite del tenis y nunca paró. Escucharle siempre está orientado al futuro, esa es una habilidad que tienen los grandes. Yo intento hacer lo mismo, encontrar estímulos importantes y la alegría de mejorar».
Y un estímulo clave lo encontrará sin duda Matteo en el hecho de ser líder en la fase de grupos de la Copa Davis. Sin Sinner ni Musetti, dependerá de él arrastrar al resto del equipo y motivar a todos para que den lo mejor de sí mismos con la esperanza de defender la ensaladera ganada el año pasado. Algo que, estamos seguros, estará sin duda a la altura.