Jannik Sinner, se lo ha dicho alto y claro y ahora no puede echarse atrás: tiene que hacerlo rápido.
Ningún país o planeta se ha librado de la manía de Sinner. No todos los días aparecen campeones así, y es natural que el público haya desarrollado una admiración tan fuerte por un tenista que, además de tener una habilidad monstruosa, es genuino y sencillo. Casi un chico de otra época, si se quiere.
No nos sorprende en absoluto, siendo así, que su forma de ser tenga a todo el mundo de acuerdo. Jóvenes y mayores. Porque puede que tenga 23 años, pero sus fans pertenecen a los grupos de edad más diversos. Entre sus seguidores hay novatos que acaban de coger la raqueta por primera vez, pero también tenistas con unos cuantos años a sus espaldas. Como la que, en las últimas horas, quiso enviar a su favorito un mensaje muy dulce.
Margherita tiene 81 años y está loca por Jannik Sinner. Le admira hasta tal punto que hace tiempo le escribió una carta cuyo contenido ha saltado recientemente a los titulares. Fue escrita poco después de su victoria en el Abierto de Australia y encarna a la perfección lo que decíamos antes: que la manía de Sinner no conoce fronteras ni edad.
Sinner quería desesperadamente
«Hubiera preferido enviarte esta carta mía por correo postal», escribe la mujer al principio, «pero mi hija no ha encontrado tu dirección, además me dice que hoy en día ya no funcionan como antes, ahora mandan correos electrónicos, de hecho es ella quien lo envía, yo no soy capaz de usar el ordenador. En primer lugar quería felicitarte por tu victoria en el Open de Australia, una victoria para ti, pero para toda Italia».
«Después de tantos años», volvemos a leer, «esta vez fuiste nuestro héroe. Te escribo como si fueras mi sobrino, me gusta escribir y también crear pequeñas obras artesanales para regalar a mis amigos más queridos, pero lo que más suelo seguir es el deporte, me gusta todo, pero mi favorito es el tenis, lo sigo mucho por televisión en el canal 64 SuperTennis». «Piensa que cuando te veo jugar siento que estoy allí contigo, y me da energía aunque me cueste levantar los brazos. Nunca he visto un partido en directo, debe de ser emocionante, pero te veo horas y horas por la tele. Lo mejor es que nunca me pareces cansado, un tipo sencillo y despreocupado. También entiendo cómo desguazas las pelotas con el movimiento de tu raqueta».
«Después de tu victoria en el Open de Australia», concluyó la Sra. Marghe, como le gusta que la llamen, »lo que me ha quedado de ti en el corazón es cómo te tiraste al suelo, con gracia y un poco de timidez, pero para mí que te veía, eras tan, tan tierno. Cuando puedas, estaré encantado de recibir una foto tuya autografiada». Y después de semejante carta, seguro que Jannik no se echa atrás.