Fognini, el adiós llegó como un rayo: por eso sus caminos se separaron de la noche a la mañana.
Con Jannik Sinner fuera de juego y Matteo Berrettini ausente por razones que no están del todo claras, en el frente de individuales, en el Internazionali di Roma, no está yendo precisamente todo lo bien que esperábamos. Hace ya varios días que no hay ningún jugador italiano en la competición, pero qué más da: la buena noticia es que, si el destino lo permite, los italianos podrán resarcirse el año que viene y el siguiente.
Hay que hacer un comentario aparte, sin embargo, sobre los dobles. Simone Bolelli y Andrea Vavassori estuvieron sencillamente geniales y asumieron rápidamente el papel de favoritos en casa. Los dos tenistas pusieron su firma a unas actuaciones extraordinarias y lo menos que puede ocurrir es que la mente se remonte al pasado, a aquellos tiempos mágicos en los que el «mayor» de los dos hacía magia en la pista formando pareja con otro campeón querido por el público italiano.
No están tan lejos en el tiempo, aunque la impresión es que han pasado años y años, los periodos en los que Simone Bolelli y Fabio Fognini eran, tenísticamente hablando, una «cosa». Ellos también, incluso antes de que el boloñés empezara a jugar con Vavassori, hacían locuras. Y sigue siendo un poco extraño, a decir verdad, ver al jugador de 38 años en la pista con un jugador que no sea el talentoso campeón de Arma di Taggia.
Fognini, por eso se despidieron
Muchos se han preguntado en los últimos meses por qué en algún momento se separaron los caminos de Fabio y Simone, que eran amigos más allá del dobles y del tenis. Y una respuesta pertinente, en este sentido, la ha dado, aunque tarde, el propio Bolelli, que aprovechó una entrevista con Ubitennis para soltar prenda sobre lo sucedido
«Nuestro dúo», dijo en referencia a él mismo y a Vavassori, «nació el año pasado. Yo jugaba con Fognini, Andrea con Demoliner. Después de París, Fabio se lesionó, bajó en la clasificación y decidió concentrarse más en los individuales. Así que nuestra separación fue casi forzosa. Andrea y yo hablamos para ver si podíamos formar pareja. Al ser los dos italianos y ya amigos, las cosas fluyeron más fácilmente. Además, pasamos mucho tiempo juntos fuera del campo y eso se nota en el juego’.
Fue una despedida inevitable, fruto del giro inesperado de los acontecimientos en un momento dado. Con un cariño básico, sin embargo, que nada ni nadie podrá cambiar jamás.
