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Fognini lo destrozó: imposible de olvidar

by Sabrina

Fognini no tuvo piedad: lo masacró literalmente.

Algunos extractos circularon por la red, cargados y emotivos como estaban. Pero, en general, no hay un solo pasaje de la carta de amor de Matteo Berrettini al tenis que no haya conmovido a los usuarios que se toparon con él. Al Atp Tour le pareció tan hermoso que editó un vídeo, con sus palabras de fondo, y luego lo difundió a través de los canales sociales.

Esas líneas, escritas de su puño y letra y desde el corazón, resumen a la perfección los sentimientos, a menudo encontrados pero no por ello menos puros y genuinos, que un jugador siente hacia el deporte al que ha sacrificado su existencia. Dentro de la del gigante romano están todos sus sueños, el sufrimiento que sintió cuando las lesiones le obligaron a alejarse de ese mundo. Hay esperanzas de futuro y también están todas las lecciones que dice haber aprendido de este deporte único.

Y hay también, para ser sinceros, un pasaje que dejó a todo el mundo estupefacto, aunque sólo sea porque demuestra cómo ciertos partidos, más que otros, quedan grabados en la mente de los jugadores para toda la vida. Un pasaje que hoy nos hace sonreír, pero que debió de marcar un antes y un después, de algún modo, en la carrera de Berrettini, si Matteo quiso referirse a él en su hermosa carta de amor.

Berrettini no olvida: incluso lo puso por escrito

Después de relatar cómo nació su pasión por el tenis -concretamente entre las paredes de su casa, cuando se hacía pasar por Federer y su hermano Jacopo Djokovic-, el gigante romano se sacó de la chistera un recuerdo agridulce.

«En 2017 en Roma, en mi torneo de casa -este es el pasaje en cuestión- perdí mal contra Fognini, me masacró. En aquella ocasión me golpeó fuerte pero al mismo tiempo sentí muchas emociones y grandes sensaciones que quería revivir. El resto es historia. Aquella fue la primera ronda del Internazionali d’Italia hace siete años, tras la cual el tenista de Arma di Taggia, por aquel entonces decididamente más experimentado y popular que Matteo, se vio las caras con el entonces número 1 del mundo, Andy Murray.

Habrán pasado casi dos décadas desde aquel día, pero es agradable que Berrettini aún recuerde las sensaciones de aquel partido. Porque tanto las derrotas como las victorias han contribuido, eso seguro, a hacer de él el campeón que es hoy.

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