Fognini, la pasión estaba a punto de apagarse, pero el tenista consiguió salvar este amor de tantos años: así es como lo hizo.
Tantos altos, tantos bajos, tantas alegrías, tantas penas. La carrera de Fabio Fognini nunca ha sido lineal, ni mucho menos aburrida. Se ha llevado muchas satisfacciones, incluida la de ganar un Masters 1000, el de Montecarlo, y le parece bien. Está orgulloso de todo lo que ha conseguido y no se arrepiente de nada, aunque hay muchos que piensan que con su talento posiblemente podría haber llegado mucho más lejos.
Tampoco ha negado nunca sus errores, hasta el punto de hablar de ellos en una rueda de prensa en París. «He pagado las consecuencias», dijo en referencia a estos errores, que se remontan a su carácter algo fumador y a su, nunca disimulada, impulsividad. «Ciertamente no soy como Sinner: él es perfecto, todo el mundo le quiere. Yo, en cambio, soy imperfecto, o me queréis o me odiáis».
En el encuentro con los periodistas presentes en Roland Garros, también habló de la hipótesis del abandono: «Estuve muy cerca de retirarme», admitió, según informa Virgilio Sport, «pasé por un periodo complicado, infeliz. La temporada pasada, después de este torneo, estuve dos meses en boxes y, a medida que pasan los años, la recuperación es cada vez más difícil. Jugué torneos para subir en la clasificación y en ese momento me pregunté por qué lo hacía: aunque los hubiera ganado, nada habría cambiado. «
Fognini y esa pasión que estaba a punto de apagarse
Lo que siente hacia el tenis y la competición, volvió a admitir, es un amor verdadero, puro, cristalino. Un amor que no conoce límites y que ha salvado, en el momento más oscuro de su carrera, apalancándose en una decepción que podría haber desanimado, en el peor de los casos, a cualquiera, pero no a Fabio
La referencia es a su exclusión del equipo italiano en la Copa Davis, una competición que siempre le importó mucho pero a la que se vio obligado a renunciar. Por suerte, supo aprovecharlo: «Lo que pasó con la Davis provocó una reacción en mí. Esa burla me llevó a reaccionar. Estaba perdiendo la pasión y la exclusión de la Davis me ayudó a dar un giro. Volví a acercarme al Top 100 en dos torneos. Luego volví a lesionarme, pero ahora estoy 90º. Son estas pequeñas cosas las que devuelven el amor que siento por el tenis y las ganas que siempre he tenido de competir, incluso cuando no estaba al cien por cien.
No todos los males vienen mal, pues. Porque de las cenizas, y Fognini es una clara demostración de ello, siempre se puede renacer. Y volver, por qué no, aún más fuerte de lo que eras antes de ‘quemarte’.