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Djokovic y Nadal destrozados: esta vez se acabó todo

by Thorsten

Nada que hacer para Novak Djokovic y Rafael Nadal, a estas alturas ya no hay tiempo: un sueño que no se ha hecho realidad.

Cuando Roger Federer abandonó la escena, cayó por fin el telón de la era de los Tres Grandes. Y fue en ese momento cuando muchos aficionados pensaron que el tenis no volvería a proporcionarnos el tipo de emociones que nos han brindado los múltiples campeones de Slam que han luchado sin cuartel a lo largo de los años. Sin embargo, se equivocaron.

 

No tardó mucho en levantarse de nuevo el telón y comenzar, oficialmente, una nueva era. Una era de la que, ahora mismo, Carlos Alcaraz y Jannik Sinner son estandartes, protagonistas indiscutibles. El español y el italiano nos han enseñado que es posible repetir los éxitos de los Tres Grandes, además de haber demostrado con creces que no nos aburriremos ni siquiera en ausencia de esa «triple entente» que durante años ha hecho soñar a propios y extraños.

Los dos campeones de Europa acumulan un récord tras otro y, este año, también se han repartido más que equitativamente los 4 Slams. Una señal, en efecto, de que dominarán durante bastante tiempo y de que ninguno de los dos ha levantado la copa de un Major por casualidad. Tampoco es casualidad que el fenómeno murciano haya conseguido, en las últimas horas, un registro que sólo podemos calificar de absolutamente increíble, gracias a su enésimo éxito.

 

Alcaraz mejor que los tres grandes: nunca nadie como él

 

Increíble porque, adivina qué, ninguno de los Tres Grandes lo ha conseguido nunca, aunque Federer, Nadal y Djokovic han ganado prácticamente todo lo posible durante sus extraordinarias carreras.

 

 

El récord llegó en un momento en el que, en la culminación de una batalla pirotécnica y «sangrienta», Alcaraz ganó su quinto título de la categoría 500. Lo hizo venciendo en la final a su amigo y rival Sinner y dejando ‘atrás’ a los tres campeones que iluminaron el circuito con su habilidad y maestría. Los dejó atrás en la medida en que ninguno de los 3, a diferencia de Carlos, había ganado al menos un título de 500 en las tres superficies de juego.

No porque no fueran capaces, por supuesto, sino porque antes preferían participar en torneos de mayor categoría, «desairando» los 500 y perdiendo así la oportunidad de añadir un nuevo récord a su espléndida colección de primicias. Otra satisfacción, pues, para el imparable ibérico.

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