Imparable Berrettini, el tenista romano se ha superado realmente esta vez: qué alegría el anuncio oficial.
Que no podía ser el mismo Matteo Berrettini de hace tres años era un hecho. Ha jugado tan poco en el último año que tardará en recuperarse en todos los aspectos. El corazón está ahí, la fuerza está ahí: «sólo» tiene que encontrar el temperamento necesario para afrontar ciertas batallas, como la de ayer en Stuttgart.
El partido contra Roman Safiullin duró unas tres horas y todo el mundo tenía claro que al romano se le había acabado la gasolina en algún momento. Pero era de esperar. Una cosa es entrenar, aunque sea a un alto nivel, y otra muy distinta enfrentarse a un adversario real que hace todo lo posible, además, por interponerse en tu camino, teniendo los medios para ello. Y eso es exactamente lo que intentó hacer su rival hasta el último minuto, sólo para abdicar en el momento en que cualquiera, con toda honestidad, había pensado que Berrettini tal vez estaba condenado.
Pero habíamos olvidado, tal vez, cuánto corazón es capaz de poner el romano cada vez que sale a la cancha. Por suerte, él se encargó de refrescarnos la memoria, ganando esta primera batalla sobre hierba que nos agotó a nosotros y a él pero que, afortunadamente, tuvo un final feliz. Un doble final feliz, en realidad.
Berrettini es imparable: récord alucinante
Matteo en el Boss Open de Stuttgart se ha superado a sí mismo. En todos los sentidos. No sólo porque venció a un rival muy duro y ganó su primer partido tras más de 60 días de baja, sino porque incluso consiguió batir uno de sus muchos récords personales
Si en 2021, en Cincinnati, había anotado una belleza de 25 aces, en el partido contra Albert Ramos-Vinolas que le valió el acceso a los octavos de final del Masters 1000, ayer lo hizo aún mejor. Estableció un nuevo récord en partidos al mejor de tres sets, golpeando, abran los oídos, 27 aces. Sí, han oído bien: 27 bolas que escaparon por completo al control de Safiullin.
Se superó a sí mismo, pues, en el verdadero sentido de la palabra, el martillo italiano, que encontró en su saque loco un salvavidas fundamental en un partido que, de otro modo, podría haber tenido un epílogo diferente. Y esperemos que su mejor golpe no le traicione en lo que queda de torneo.
