Berrettini, la primavera siempre trae un soplo de aire fresco. Para el romano, sin embargo, es un flashback.
El aire primaveral no le sentó demasiado bien en las dos temporadas anteriores. Tanto en 2022 como en 2023 vivió tan mal la llegada del buen tiempo que basta con hacer un pequeño viaje en el tiempo para descubrir que los meses de marzo y abril siempre fueron especialmente «negros» para él.
Hace ahora dos años, Matteo Berrettini estaba parado. Había jugado su último partido en el Masters 1000 de Indian Wells, contra Miomir Kecmanovic, y se había rendido después de tres sets bastante intensos. A continuación, había levantado la bandera blanca antes del Abierto de Miami debido al problema en la mano que entonces, como es sabido, le impidió jugar durante varios meses. Tuvo que operarse y no pudo volver a las pistas hasta junio, coincidiendo con el inicio de su querida temporada de hierba. Dio la campanada: ganó primero en Stuttgart y luego en Queen’s, mientras que no pudo participar en su Slam favorito, Wimbledon, por culpa del Covid.
Ya en 2023, con la llegada de la primavera, los problemas del campeón romano se agravaron. Entre dolores y molestias, logró cerrar la temporada sobre cemento, pero el habitual problema abdominal le obligó entonces a retirarse, como se recordará, en pleno Masters 1000 de Montecarlo. De nuevo, nada de Roland Garros. Sólo jugó dos partidos en la tierra batida del Principado, y luego volvió a casa para descansar. Y a la vuelta, en Stuttgart, no le fue, por desgracia, como todos esperaban.
Berrettini, maldita primavera
Año nuevo, vida nueva, reza un viejo adagio, así que sólo nos queda esperar que así sea. Berrettini tiene toda la intención de recuperar el tiempo perdido, y por eso ha planeado cada etapa para asegurarse de hacer lo que no ha podido hacer en los dos últimos años, por motivos ajenos a su voluntad
Jugar en tierra batida, eso sí, lo que hace unos días admitió en una entrevista que echaba de menos. Su andadura sobre tierra batida comenzará en Marrakech, en cuyo torneo 250 se levantará el telón el lunes de Pascua.
La prudencia nunca está de más, es cierto, pero es innegable que Matteo, con cabeza, por fin está ahí. La experiencia en el Phoenix Challenger y en el Masters 1000 de Miami le ha dado, con todo, grandes satisfacciones, así como la conciencia de «estar en la bola». Esperemos, pues, que el rojo le traiga algo de suerte.