Sinner despotrica contra entrenador y preparador: lo ha dicho en una entrevista.
El terremoto que sacudió su microcosmos ha dejado huellas imborrables. No sólo porque aún pende sobre él la gravísima acusación de dopaje, sino porque el asunto del Clostebol-positivo le ha obligado a apartar de su equipo a dos personas que representaban para él un gran referente.
Hablamos, por supuesto, de Umberto Ferrara y Giacomo Naldi, que han sido expulsados a la luz de la responsabilidad que involuntariamente tenían en este feo asunto. Jannik Sinner no podía quedarse sin entrenador y fisioterapeuta, por lo que contrató inmediatamente a dos profesionales para sustituir a las dos figuras que habían desaparecido repentinamente. Así pues, abrió las puertas de su mundo a Ulises Badio y Marco Panichi y, al menos de momento, todo parece ir sobre ruedas. O quizás no.
En términos de rendimiento, nada ha cambiado. El número 1 del mundo sigue ganando y a lo grande, como si nada hubiera cambiado, como si la sentencia que espera -prevista para el próximo mes de abril- le hiciera cosquillas. Sin embargo, no todo es sol y rosas para el campeón del Tirol del Sur, como se desprende de la entrevista que concedió poco después de derrotar a Alex de Minaur en sólo tres sets y acceder así a las semifinales del Abierto de Australia.
Sinner contra Panichi y Vagnozzi: palabras en el punto de mira
En el origen de este pequeño ‘encontronazo’ están las palabras que Simone Vagnozzi utilizó para comentar la victoria de su pupilo sobre el australiano
«Estamos contentos, hoy le hemos visto mejor (en comparación con el partido contra Rune, ed) y luego el tiempo, al jugar por la tarde, ha jugado de nuestro lado. Fue sólo un pequeño malestar, náuseas y dolor de estómago, cosas que empeoraron con el calor, pero nada de qué preocuparse. Pero mejoró rápidamente y lo demostró en el campo, poniéndose en modo «monstruo», como le llama el Romanaccio Panichi». Lástima que a Jannik no le gustaran demasiado estas palabras.
Cuando, más tarde, Sky Sport preguntó a Sinner si le gustaba esa definición, «monstruo», el campeón italiano no se anduvo con rodeos: «No sé si me gusta sinceramente», dijo, mientras sonreía, «pero hoy ha sido sin duda un partido muy bueno, en el que he intentado subir el nivel, así que es algo muy positivo». Di lo que quieras, en definitiva, pero ay de él si le llamas monstruo.