Carlos Alcaraz, ¿quién lo hubiera dicho? Será única y exclusivamente a costa de Jannik Sinner, que ya está tocado.
«Me dije a mí mismo que fuera a por todas, que me centrara en un punto cada vez, que siguiera jugando mi tenis y aprovechara mis oportunidades: quería salir de la pista sin remordimientos, habiendo jugado los puntos a mi manera, con la certeza de que lo había dado todo». Estas palabras son de Carlos Alcaraz, que lo dio todo en los últimos días para conquistar su quinto título de la categoría 500, en la culminación de una batalla «fratricida» contra su amigo y rival Jannik Sinner.
Una victoria que no estaba en absoluto cantada, y no sólo porque su rival del Tirol del Sur se lo pusiera difícil desde el primer momento. Ni siquiera lo fue un poco porque el ibérico, aunque pocos lo sabían, venía de un periodo muy complicado. Pero sólo nos enteramos después, una vez archivado el Atp 500 de Pekín, que marcó, en cierto modo, el renacimiento del campeón murciano.
Sí, porque el 4 veces campeón de Slam no lo desveló hasta los últimos días, como descubrimos por las declaraciones, recogidas por Ubitennis, vertidas al término de la final contra Sinner. Alcaraz soltó la lengua, más concretamente, cuando le preguntaron por qué su entrenador, Juan Carlos Ferrero, ‘sintió’ tanto ese partido que rompió a llorar tras el fatídico punto de partido.
Las lágrimas de Alcaraz y Ferrero: esto lo explica todo
Respondió a este comentario con cierto asombro, pero luego se detuvo en una posible justificación de esas lágrimas, que eran tanto de emoción como de felicidad.
«No me había dado cuenta de este detalle… La verdad», confesó Alcaraz, «es que los dos últimos meses no han sido fáciles, un periodo complicado dentro y fuera del campo, y lo hemos superado juntos. Ha sido especial levantar este trofeo delante de mi equipo y de parte de mi familia. Gracias a todos ellos en las últimas semanas he recuperado las ganas de viajar y la motivación adecuada».
«Después de Nueva York pasé un momento complicado», admitió, »estaba de bajón, desmotivado, no quería coger la raqueta… Hablamos mucho, pusimos las cosas en su sitio, me di cuenta de que tenía que volver a entrenar rápido, para volver a la pista más fuerte tanto mental como físicamente. Hemos trabajado mucho para volver a estar juntos para momentos así, así que supongo que el partido de hoy también ha sido emocionante para ellos, por todas esas razones. Lo peor ya ha pasado, por suerte. Y Carlos ha renacido, podemos decir, a «costa» de Sinner, que pese a luchar hasta el final no pudo llevarse el título en juego en Pekín.