Fue por esta creencia que Matteo Berrettini fue dado por muerto en el mismo momento en que empezó a aparecer en anuncios y se descubrió su relación con Melissa Satta. Como si un atleta que aspira a grandes resultados debiera renunciar a los placeres de la vida. Jannik Sinner, a diferencia del romano, no se dejó engañar. Lleva años felizmente comprometido con la bella Maria Braccini, pero ha sido inteligente y siempre se ha asegurado de que los paparazzi no se fijen demasiado en su vida privada.
Así que no lleva la mencionada vida monástica, pero es más astuto y evita hacer todas las cosas que serían legítimas para un veinteañero. Sin embargo, a diferencia de sus compañeros y de otros tenistas del circuito, ha aprendido a resistir la tentación. Se le da muy bien y así lo demuestran las palabras de alguien que ahora parece conocerle muy bien.
El pecador no estaba encantado: fiel al deber
No es cierto, decíamos, que los campeones tengan que llevar una vida sólo de campo y casa, pero sí lo es, por el contrario, que cuidar la línea es una «misión» perfectamente adecuada a los objetivos que cada uno de ellos se propone.
Y en la mesa, de hecho, Jannik Sinner se ha vuelto muy bueno para evitar sucumbir al encanto de ciertos alimentos. Así lo confirma Davide Fiore, jefe de cocina del prestigioso restaurante turinés que acogió a varios de los Maestros concursantes, entre ellos el del Tirol del Sur, durante la reciente final.
Atento a los detalles», dijo cuando se le preguntó cómo se comporta el número 4 del mundo en la mesa, «yo diría que es un maniático». ¿El plato favorito de Jannik? Rigatocino con ragú de conejo blanco. Suele servirse con aceitunas, pero Sinner siempre lo pedía sin ellas para evitar el aceite y la grasa. Ni una gota de vino, sólo agua sin gas. Y cero tentaciones», dice, revelando cómo Sinner rechazaba los «avances» del chef, «ni siquiera una probadita de nuestros postres». Porque al aceite y al azúcar, a las grasas y a los hidratos de carbono, al parecer prefiere los trofeos del torneo y las ensaladas. No es tonto el muchacho.