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Paola Egonu, pero qué cuento: confesión inesperada

by Thorsten

Paola Egonu se sincera en la corte de Buffa y cuenta algo totalmente inesperado: ¿quién lo hubiera dicho?

Paola Egonu nunca se ha echado atrás. Ni en la cancha, cuando su contribución y su fuerza «bruta» eran más necesarias, ni en la vida. Esconderse detrás de un dedo no es una opción para ella y lo demuestra el hecho de que siempre ha hablado libremente de sus elecciones.

No ocultó en su momento que se había enamorado de un colega. Tampoco ha ocultado ahora su recién nacida pero ya prometedora relación con el jugador de voleibol Leonardo Puliti. Todo lo contrario que Cittadella: transparente y cristalina, sincera y sin tapujos. Era de esperar, pues, que en presencia de Federico Buffa se abriera como nadie lo había hecho antes. Así pues, el cuarto episodio de la producción original de Sky Sport no defraudó en absoluto las expectativas.

El periodista deportivo y narrador por excelencia invitó a Egonu como emblema de la nueva generación de campeones y consiguió «arrancarle» un montón de información digna de mención durante la charla. Incluida una inesperada confesión que habrá dejado atónitos a los espectadores y que nos ofrece una imagen muy diferente del ‘cuento de hadas’ de Paola.

Paola Egonu, sin cuento de hadas: «La odiaba «

Cuando Buffa le preguntó cómo surgió su pasión por el voleibol, la estrella del Vero Volley Milan sacó una anécdota bastante curiosa.


«Tenía 11 años – cuenta Egonu durante el cuarto episodio del exitoso formato de Sky – Me iba bien en el colegio, pero cuando terminaba los deberes me pasaba todo el tiempo viendo dibujos animados, sobre todo a Mila y Shiro. Un día mi padre me dijo ‘venga, vamos a probar algo, para que te muevas un poco y no te quedes tirado en el sofá’, así que decidí probar con el voleibol».

Hasta aquí, estarán de acuerdo con nosotros, no hay nada que nos haga saltar del sofá. Sólo una historia corriente y una pasión bastante común para un jugador de voleibol. La primera semana lo odiaba -añade Paola-, odiaba el hecho de tener que recibir órdenes de alguien. Pero luego descubrí el equipo, las compañeras, las emociones compartidas y, aunque era pequeña, me enamoré». Lejos del amor a primera vista, pues. Un amor que nació lentamente pero que, al final, acabó dando un vuelco irrevocable a su vida.

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