Berrettini, hace falta mucho valor: los dobles mixtos son una especie de prueba de choque. Sálvese quien pueda antes de que sea demasiado tarde…
Puedes estar unido, muy unido, totalmente sincronizado. Sin embargo, tener química en la vida cotidiana no implica necesariamente tenerla en la pista. Y los tenistas profesionales saben muy bien que eso no es todo lo que se necesita para que una pareja, por muy consolidada que esté, tenga éxito incluso en la categoría de dobles.
Si así fuera, por otra parte, sería muy fácil. Todos seríamos buenos, ¿no? Por eso es un caso, no la regla, que Paula Badosa y Stefanos Tsitsipas también funcionen bien como doblistas y no sólo como novios. La ibérica y el heleno se estrenaron en esta nueva faceta hace apenas unos días, pisando el prestigioso escenario de la Liga Mundial de Tenis, ahora en su segunda edición. Los dos tortolitos, que llevan juntos más o menos desde la primavera pasada, dudaban, pero en retrospectiva hicieron bien en intentarlo.
La pareja más glamurosa del circuito mayor ha demostrado que también les va muy bien en la pista, al igual que en la vida. En su primer partido de dobles mixtos, de hecho, vencieron a Sofia Kenin y Daniil Medvedev en cuatro y cuatro octavos, demostrando una gran unión y complicidad únicas en ellos. «Digamos que este partido era una prueba», bromeó Paula en la entrevista a pie de pista, «al final o nos hubiéramos divorciado o las cosas entre nosotros hubieran ido aún mejor». «Quieres decir que íbamos a romper, no a divorciarnos -respondió rápidamente Stefanos- por un momento temí haberme casado sin saberlo…».
Badosa y Tsitsipas más valientes que Berrettini y Tomljanovic
Badosa y Tsitsipas fueron valientes, pues los dobles mixtos son una especie de prueba de choque para los tenistas. Una prueba de fuego del tipo «hazlo o muérete».
No tuvieron el mismo valor que Tsitsidosa en el pasado, Matteo Berrettini y su ex novia, la croata nacionalizada australiana Ajla Tomljanovic. Ellos también, como el griego y la española, podrían haber salido juntos a la pista y haberse enfrentado en algún torneo. Lo pensaron varias veces, incluso, pero siempre desistieron. En parte para no restar espacio a los individuales, que era su prioridad, y en parte porque temían, muy probablemente, pelearse, ya que viven el tenis de forma muy diferente el uno del otro.
Así que, aunque estuvieron a punto de inscribirse en dobles mixtos en Wimbledon 2021, nunca probaron la emoción de jugar juntos. Y tal vez, en retrospectiva, dada la forma en que terminó entre ellas, sea lo mejor. Probablemente sólo habría acelerado la ruptura.