Tras los fuegos artificiales del partido de ida, el Inter-Barcelona promete espectáculo y emociones también en la vuelta. En San Siro todo está listo para lo que podría ser el partido más importante de la temporada futbolística, que abriría las puertas de la final de la Liga de Campeones, prevista este año en el Allianz Arena de Múnich, Alemania. En primer lugar, el pirotécnico duelo de Montjuic nos ha demostrado que, contrariamente a lo que se pensaba hace una semana, puede haber partido entre los nerazzurri de Simone Inzaghi y los blaugranas de Hansi Flick.
El Inter, a pesar de ser inferior en calidad al Barça, sobre todo desde el centro del campo hacia arriba, ha demostrado que puede crear muchos problemas y, sobre todo, que sabe cómo hacer daño a los catalanes, poco equilibrados en las dos fases del juego. El 3-3 de la primera vuelta puso de manifiesto los límites defensivos de De Jong y sus compañeros, dispuestos a conceder y a exponerse a riesgos con su línea defensiva constantemente adelantada.
Los nerazzurri lo aprovecharon, poniendo en apuros al Barcelona desde el principio y aprovechando también su habilidad en los tiros a puerta. Así se explica la rápida ventaja de dos goles del Inter, que a los 20 minutos ya ganaba por dos. Luego entró en escena Yamal. Con su extraordinaria técnica, el joven español «reanimó» a sus compañeros con regates vertiginosos y goles dignos de un cine de época.
Inter-Barcelona, Dimarco vuelve a sufrir la pesadilla de Yamal
Tras sufrir la remontada, el Inter tuvo el mérito de no derrumbarse psicológicamente. En la segunda parte, Inzaghi decidió con valentía subir el centro de gravedad y encontró el gol del 2-3 provisional con Dumfries, autor de un doblete y auténtico MVP de la noche junto a Yamal. La alegría duró muy poco, ya que solo dos minutos después, el Barça volvió a empatar gracias a un desafortunado gol en propia puerta de Sommer tras un disparo de Raphinha.
En un partido tan movido solo hubo dos amonestados: Calhanoglu, del Inter, y Cubarsì, del Barcelona. El equipo de Inzaghi, en definitiva, redujo al mínimo el número de faltas (11 frente a las 10 de los hombres de Flick), a pesar de que el balón estuvo casi siempre en los pies de los blaugranas, con un porcentaje abrumador (72 %).
La pregunta ahora es: ¿quién corre más riesgo en la vuelta? La sensación es que el árbitro, el polaco Marciniak, que es muy propenso a sacar tarjetas amarillas (ha mostrado 19 en 6 partidos de esta edición de la Champions League), se verá obligado a sacar algunas más.
En el Inter, hay que estar atentos a Dimarco, que ya en el partido de ida tuvo que lidiar con Yamal y casi nunca logró contener al desatado jugador de 17 años (Carlos Augusto lo hizo mejor que él), y a Mkhitaryan. No hay que olvidar que el armenio es el cuarto jugador más faltoso de los nerazzurri. En cuanto al Barcelona, el principal sospechoso es Eric García, que tendrá la difícil tarea de sustituir al lesionado Koundé en el lateral derecho de la defensa y que tendrá que enfrentarse a un rival incómodo como Dimarco.