Sinner, ahora se invierten los papeles, pero está claro que el azurro necesita algo de práctica: falló estrepitosamente.
Puede que lo hiciera, contraviniendo todos sus principios, para evitar que los paparazzi siguieran persiguiéndole a todas partes. O quizá, quién sabe, realmente quería hacer oficial su relación con la tenista rusa Anna Kalinskaya. Por otro lado, él ya ha declarado que nunca será ESE tipo de novio. El que cuelga fotos románticas y dedicatorias melancólicas en las redes sociales, ya que está en contra de la espectacularización de los sentimientos y el cotilleo porque sí.
El caso es que Jannik Sinner ha elegido la ciudad del amor por excelencia para romper su silencio y confirmar los rumores de las últimas semanas, cada vez más insistentes a medida que proliferaban las pistas. En realidad, las dudas al respecto se disiparon en el momento en que las cámaras en acción de Roland Garros se detuvieron en el palco del campeón italiano. Detrás de los miembros de su equipo se encontraba, en efecto, cierta rubita, con el pelo recogido en una impecable trenza, que en breve haría su gran debut en el Slam parisino.
Sí, Anna fue testigo del regreso de su amado a la pista y los camarógrafos no pudieron resistir la tentación de encuadrarla, sabiendo que esas imágenes darían la vuelta al mundo. Tranquila, casi serena y perfectamente a gusto en su nuevo papel de Lady Sinner, disfrutó del partido hasta que llegó la hora de que ella también fuera a los vestuarios a calentar para su partido.
Sinner como la ex: encapuchada en la grada por Anna
Lo que quizá no esperábamos era que Jannik le devolviera el favor de inmediato. Con el tiempo justo para hacer algo de fisioterapia, aliviar la tensión y responder a las preguntas de la prensa, corrió inmediatamente a las gradas para animar a su belleza
Incluso Sinner, como Anna, tomó asiento detrás del palco de la chica. Y vanos fueron todos sus intentos de pasar desapercibido, a posteriori. Se tapó la cabeza con la capucha y trató de evitar las cámaras, pero el trabajo estaba hecho: es difícil no fijarse en el número 2 del mundo, y menos en un momento en el que todos los focos están puestos en él.
Se vistió como solía hacerlo su ex novia, Maria Braccini, en sus partidos, cuando, según se decía, se «disfrazaba» de gala para no atraer los focos y robarle el protagonismo a su novio. Los papeles se han invertido, por tanto, aunque ya está claro que este amor, a diferencia del anterior, se desarrollará a la luz del sol y no en la «oscuridad».