Sinner, ya nadie está a salvo: la inesperada confesión se asemeja a una auténtica declaración de guerra.
Se equivocan quienes piensan que Jannik Sinner es todo campo y casa. Es allí, por necesidad, donde pasa la mayor parte de sus días. Si no fuera así, por otra parte, nunca habría llegado tan lejos. Sin embargo, sigue siendo un chico de 22 años. Y, como tal, de vez en cuando hace las cosas que haría cualquiera de sus compañeros. La única diferencia es que él puede hacerlo un poco menos que los demás.
Revelando una pequeña pero muy interesante historia fue uno de sus dos entrenadores, Darren Cahill, inmediatamente después de su victoria en el Abierto de Miami. El australiano no hace más que cantar sus alabanzas y decirle al mundo lo extraordinario que es; esta vez, sin embargo, quiso demostrar a todo el mundo que, aunque no lo parezca, Sinner no es un extraterrestre a todos los efectos. Lo es sólo en parte, sobre el terreno de juego, pero en su vida cotidiana es un joven adulto como tantos otros en el mundo.
De vez en cuando muestra su edad», cuenta Cahill, «huérfano» de Simone Vagnozzi en este viaje al otro lado del océano. «En Indian Wells se pasó días y días sentado en el sofá gritando mientras jugaba a la Playstation. No recuerdo a qué videojuego jugaba, pero lo hacía durante horas. Para mí no es más que un chico normal de 22 años que a veces comete errores, pero que sonríe mientras los comete y disfruta de lo que la vida le ha dado. «
Pecador, ese es su talón de Aquiles
No es precisamente noticia que a Sinner le apasionen los videojuegos. Lo ha recalcado en varias ocasiones, reiterando que es la única diversión que se permite en una vida dedicada por entero a las alegrías y sacrificios de su deporte favorito
En Miami descubrimos, en este sentido, que el zorro rojo de San Cándido suele jugar a distancia con otro campeón italiano. Reveló a Tennis Channel que Gigio Donnarumma y él se dan ‘guerra’ mutuamente, jugando juntos a uno de los videojuegos de culto del momento. Se llama Call of Duty, es un juego de guerra en línea, y su pasión compartida por él ha acercado al tenista y al portero.
Jannik Sinner, adicto a la Playstation, también juega de vez en cuando con otra persona: con su colega y compatriota Lorenzo Sonego. Si nos das una Play, jugamos al FIFA», confiesa Jannik al hablar de su relación. «También jugamos mucho a las cartas, al burraco, y él siempre gana». Pero, ¿hay realmente alguien que, en estos momentos, sea capaz de contrarrestarle?