Pecador, resistirse fue difícil, pero logró no caer en la tentación. Así, el tenista demostró una lealtad fuera de lo común.
Es como si Jannik Sinner nunca hubiera comprendido realmente la grandeza de lo que hacía. Como si en su cabeza tendiera automáticamente a minimizar su hazaña, a menospreciarla, de alguna manera. Porque a un campeón no se le reconoce por el número de victorias que ha cosechado, sino por saber que siempre hay algo nuevo que aprender o mejorar.
Y desde luego no tiene la sensación de haber llegado. No es como esos tenistas que ganan un Slam y se convencen de que son invencibles, sólo para caer y no volver a levantarse. Él, humilde como pocos, llega justo a tiempo para disfrutar de sus logros y éxitos cuando ya está pensando en los golpes que tendrá que trabajar al día siguiente para ser aún más fuerte. No dejar piedra sobre piedra y estar preparado para afrontar cualquier situación que se le presente. Al fin y al cabo, esto es lo que le hace único. Inimitable. Todo un campeón.
Parece haber archivado su victoria en Melbourne, centrado como está en sus próximos objetivos y en lo que aún puede conseguir. También porque en el horizonte está la temporada sobre tierra batida, una superficie en la que aún no ha podido expresarse a su mejor nivel. ‘Me siento más cómodo sobre cemento’, reveló al respecto a Ubitennis, ‘porque me siento bastante bien. Estoy muy pegado al suelo y eso ayuda en los cambios de dirección, al contrario que en los deslizamientos. En tierra batida se puede mejorar mucho, me espera una parte importante de la temporada y confío en hacerlo bien. Obviamente, también hay que estar preparado físicamente y después de Miami no queda mucho tiempo antes de Montecarlo, pero ya veremos. Primero están Indian Wells y Miami, que son muy importantes para mí».
Pecador no traiciona: ésta es la confirmación
Hay algo, sin embargo, de lo que Sinner no está precisamente contento. Y es que no pudo reunirse con su madre y su padre tras su triunfo en la tierra de los canguros. No volvió a casa, a su regreso, por respeto a las familias de las víctimas de un trágico accidente de tráfico ocurrido en la zona. No era apropiado festejar lo ocurrido.
Y así, cuando se le preguntó si estaba contento con las celebraciones posteriores a Melbourne, respondió: «Sinceramente, creo que todavía falta el momento más especial: ver a mis padres. Los echo mucho de menos y después de Melbourne todavía no los he visto. La emoción más bonita es compartir estas cosas con tus seres queridos». Podría haberse saltado Rotterdam para pasar unos días en Trentino, pero no lo hizo por una razón muy concreta.
«Se trata de ser leal -así justificó su decisión- a un torneo que creyó en mí cuando tenía 18 años al darme una wild card y por eso he venido aquí; es un torneo especial para mi carrera y espero mostrar un buen tenis cada vez que salte a la pista. Nunca dudé de que estaría aquí. Un gran evento y una gran gente. Disfruto jugando aquí. Fiel pecador. Ninguna tentación será mayor que su deseo de jugar. Y de respetar a los demás.