Pecador, lejos de ser un paseo por el parque: todo es más complicado de lo esperado y sus dificultades son objetivas.
Que es especial está a la vista de todos. No sólo a nivel deportivo, aunque es innegable que tiene un talento único que le ha permitido, no en vano, ocupar el cuarto puesto en la clasificación mundial. También lo es desde un punto de vista puramente humano, ya que es muy diferente a muchas otras caras del panorama tenístico.
Como Jannik Sinner, y son muchos los que le apoyan, no hay nadie. Puede sonar tendencioso que lo diga su entrenador deportivo, pero no es así. Porque cualquiera que le haya conocido o se haya cruzado con él en el camino se ha sorprendido por su dedicación y su genuinidad. Dos características que, unidas a la determinación que le caracteriza, le han permitido hacerse un hueco en los grandes circuitos. Parte del mérito de esta hazaña recae, obviamente, en él, en Umberto Ferrara, que le prepara en Alicante y que, en una entrevista concedida a Studio Aperto Mag, desveló muchos aspectos desconocidos del ascenso del de San Cándido.
«Jannik -son palabras de su preparador físico-, además de ser un tenista de altísimo nivel, y esto está a la vista de todos, es ante todo un tipo especial. Sinceramente, sin querer hacer comparaciones con todos los tenistas que he entrenado, él es realmente algo diferente. Una dedicación al trabajo, una sencillez y un enfoque muy honesto de las cosas de la vida. Es un placer estar con él incluso fuera del tenis»
Sinner, lejos de un paseo: fue un sudor
Cuando Ferrara empezó a trabajar con él, Sinner aún no era el campeón indiscutible que es hoy. Era bueno, muy bueno, pero aún ‘inmaduro’. Con límites evidentes sobre los que era necesario intervenir desde el principio.
«Cuando empecé a trabajar con él», relató, «me encontré con un tipo que estaba acostumbrado a entrenar pero que, probablemente por decisiones de calendario, había llegado desde el punto de vista físico un poco mal, y ésta era mi oportunidad. Me llamaron precisamente para intentar ir en una determinada dirección que no era la que había seguido antes, no para criticar a los que estaban antes que yo. Fue difícil para mí porque había mucho que trabajar, pero también fue fácil porque encontré a un tipo, un atleta y una persona que era consciente del trabajo que había que hacer y que todavía hay que hacer.
El que piense que ha sido pan comido y que solo con el talento basta para ser número 1 se equivoca. A lo grande.